Desde el inicio del siglo XXI, la industria se ha inclinado hacia nuevos puntos de vista, diseñadores con visiones únicas, que rompen con el estigma de ‘vestir bien’. Los gigantes del sector, aquellos que conocemos como ‘marcas de diseñador’, buscaron atraer a demografías que se sentían distantes a sus marcas. Este grupo de diseñadores tenían un sueño: la originalidad antes que el ‘estatus’. Así fue como se popularizó el factor ‘cool’ en la vestimenta. El street style o street wear fue algo que se buscaba más que nunca. Se producían y se usaban prendas distintas y únicas. Ser original era el lujo más grande que las nuevas generaciones podrían tener.