Esta tendencia no solo ha aumentado el consumo de este tipo de ropa “desechable”, sino que ha provocado que se disipe la cultura del remiendo. Ahora, cuando se nos rompe o daña alguna prenda, optamos por tirarla y comprar una nueva antes que arreglarla. Según un estudio realizado por la Fundación Ellen MacArthur, de 2002 a 2016 se redujo 36% el número de veces que se utiliza la ropa. Hay casos en los que se emplean entre siete y 10 ocasiones para luego desecharse. Es decir, ahora compramos más ropa, pero nos dura menos.
Un grave problema con este tipo de ropa es su reciclaje. Tan sólo en México, solamente alrededor del 5% de las prendas desechadas se reciclan, abandonando el 95% en basureros, esperando a ser incineradas. Es difícil que esta tendencia acabe, ya que genera su valor estimado a nivel global es de 3 billones de dólares, según el reporte La precariedad laboral está de moda. En México genera más de 2.1 billones de pesos de ingresos anuales.
- Lee las etiquetas. Conocer sobre los materiales que componen la prenda es muy importante para saber sobre su calidad, así como qué tan amigables son con el planeta.
- Las prendas merecen una segunda vida. Últimamente se han hecho populares soluciones como la segunda mano, lo cual ayuda a darle una nueva oportunidad a prendas y evitas que éstas terminen en la basura. Es una forma de alargar su ciclo de uso, reutilizar y reciclar, además de disminuir los índices de contaminación.
- Compra calidad. Es importante intentar ser más exigente con la ropa que compras, ya que es preferible invertir en menos prendas pero de una calidad myor, ya que son más duraderas y las tendrás por años.
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Intercambia. Puedes intentar compartir tus prendas con familiares y amigos. Esto te permite tener prendas nuevas sin tener que recurrir a comprar algo de inmediato.